martes, 13 de marzo de 2018

¿Autoestima, amorpropio, otra cosa?

Qué vergüenza mi soberbia cuando he tratado este asunto, en retrospectiva solo puedo argumentar a mi favor que me sonaba, aún me suena, a producto mercadológico: te necesitamos funcional, te necesitamos activo, te necesitamos sano, ten autoestima. Un argumento en mi contra, contundente, es que ese concepto es la raíz de mis demonios.

Qué difícil es el amor cuando no te amas a ti mismo, qué difícil es el amor propio cuando no puedes amar. Pero hay alternativas al amor. Está el cariño, la compasión, la empatía, el enamoramiento y la ilusión. Seguro habrá limitantes para quien no puede amar, por ejemplo, no disfrutará al máximo nivel la vida, se quedará corto al desarrollarse emocionalmente con su pareja, y puede que por tal razón cause daño. Es importante conocer tus límites para no dañar a segundos.

Leyendo Fluir de Mihaly Csikszentmihalyi, vislumbré 2 tipos de personas; los de infancias en ambientes pacíficos y retroalimentivos, y los que tuvieron infancias en ambientes rígidos, violentos o solitarios. Estos últimos pasan mucho tiempo tratando de descubrirse, de pensarse como entes distintos a las masas, de sobreponerse ante las tribulaciones y de armarse de acuerdo a todo aquello que consideran como propio y que a veces inflan a proposito, para llenar los demás huecos. A los unos los llamo de personalidad sólida, a los otros los llamo de personalidad disgregada.

Si te han dicho que te falta autoestima como báse, como pilar, o como pildora salvadora, y sientes el concepto vacío, insulso, o una bolsa de aire con bonita cubierta pero que no te sirve de nada, trata de replantear el fondo. No es el autoestima, es tu personalidad disgregada. Los de personalidad sólida no necesitan nunca plantearse nada de esto, ellos saben quienes son, lo que quieren y qué necesitan.

No quiero resumir todo aquello que conforma una personalidad, seguro habrá matices que no logro percibir, huecos que no he requerido cubrir, pero por lo pronto aquí algunos fragmentos generales:

1. Mis ideologías y valores
2. Mis virtudes
3. Mis memorias más trascendentes
4. Mi sexualidad
5. Mi valor en el universo
6. Mi valor en la humanidad
7. Percepción de mi entorno (qué me gusta y qué no)
8. Pirámide de placeres (en cuales invierto más tiempo y dinero)
9. Percepción de mi físico
10. Mis metas
11. Mis habilidades
12. Mis defectos
13. Mi situación actual

Comodín: Canon personal de belleza.

Voy agregando conforme se revientan las crisis. Tengo una pequeña parte del muro de mi habitación tapizada con notas de cada una de estas partes. Tengo que estarme recordando seguido por qué hago lo que hago, voltear a ver lo que soy y no bobear lo que muestran los demás de sí. No sé si llegue el día en que no tenga que mirar el muro, pero seguramente  no habrá un final feliz en que ya ni siquiera necesite reevaluar mi personalidad. Ya veremos, estoy experimentando.

Ahora, lo que planteo no es un sólidos buenos, disgregados malos, o un capaces e incapaces (ambos tipos de personalidades son capaces de enriquecerse), sino un; así soy, ergo necesito una fórmula de vida acorde a mí. Como el bastón al ciego, las muletas al cojo, la protesis al manco. 

viernes, 2 de marzo de 2018

Ritmo abrupto

¿De a cuánto será la proporción de gente que necesita reconstruirse, aislarse y reafirmar su personalidad cada que alguien o algo la amenaza? ¿3 de cada 10?

Estoy buscando la solución a este ciclo vicioso. Va más o menos así: 1.Te sientes bien, haces lo que te gusta. 2. Sales allá fuera y es inevitable compararte; familiares y gente cercana llevan sus vidas eficientemente, ganan dinero disfrutando de lo que hacen, han logrado muchos objetivos, tienen pareja y sexo. 3. Te alejas de todos, te aislas, te deprimes. 4. Te reconstruyes, te haces preguntas sobre por qué eres valioso, quién eres, en dónde estás, cómo podrías sentirte mejor. 5.A veces llegas a una conclusión complaciente, otras terminas tan agotado que prefieres simplemente continuar con la vida que tienes y dejar de pensar. 6. Vuelve a empezar.

Así como mi sexualidad puede resultar patética para muchas personas, pasa lo mismo con la totalidad de mi vida. Hago poco porque paso por estos muchos abruptos, estas dudas e inseguridades. Regularmente sucede que en las mañanas recuerdo mejores momentos, cuando había alguien a quien le gustaba, alguien que me quería. Extraño. Me pregunto si alguien me extraña. Me respondo que no, que ellos y ellas no tienen tiempo para sentimentalismos, que no soy o no fui importante en sus vidas, que hay gente nueva con la que me han superado facilmente. Las pruebas son claras, no me hablan ni me escriben. No me buscan.

Además yo hago mucho daño. No lo hago a proposito, es mi naturaleza pasivo agresiva; creo estar tranquilo, normal, pero muy en mi interior hay un perro asustado, que muerde a quien parece que le quiere hacer daño o a quien puede hacerlo, a quien tiene el poder de hacerlo, a quien le doy, muy a mi pesar, el poder. Personas a quienes quiero y de quienes me enamoro.

¿Cómo salir de esta maraña? Mi plan, basado en lo que ya he hecho antes con mi sexualidad, es establecer de una vez por todas, todo de lo que se constituye mi personalidad, tal vez así sea más fácil superar los trances; o más rápido. Y poco a poco los abruptos se vuelvan menos escabrosos, y adquiera el ritmo fluido perfecto.

Personalidad:

Sexualidad
Entorno
Metas
Habilidades
Memorias más significativas
Autopercepción física
Valor universal
Valor en la sociedad
Defectos
Virtudes
Valores e ideología
Conflictos y dificultdes
Placeres y sus rangos

Algunos mapas conceptuales serán suficientes.