viernes, 1 de abril de 2011

La suerte maltrecha




Ah! Cómo me gustaría venir a escribir aquí más a menudo, pero he de atender cada puerco asunto. En ésta ocasión, ya que me encuentro en un recuento de todos los daños y reparos en mi escritura, les traigo un poema viejito, uno que todavía no termina por volverse polvos. Lo grabé remedando a una muy agradable "seguidora y seguida" de España, Ana Esther. Con ustedes:

La suerte maltrecha
¿Hasta dónde podrán llegar nuestras huellas colgadas en tendederos sobre callejuelas?
estamos con zapatos en la boca; sintiendo la suela
sintiendo la suela.


En fluir el sudor resbala... no, espera; se traba
por la garganta sube y baja
sube y baja.


Fierros atraviesan nuestros harapos:
el polvo te llama,
muge y te llama,
flamea la estufa,
crecen las llamas,
clueca se acerca la Dama,
resbala y se cuaja
resbala y se cuaja
ya vienen las vacas...



LAS VACAS


La tarde se acaba. 


Dedicado a Andrea, la primera.
 Imágenes de Shirin Kouldajie  
dedicadas a Andrea, la segunda